Comentario
En los primeros tiempos de la Modernidad, Europa no podía identificarse sin más con las expansivas potencias occidentales ni con las grandes construcciones imperiales. Otra realidad también europea aparecía, aunque menos poderosa, en sus zonas septentrionales y orientales, donde bullían distintos tipos de regímenes políticos que tenían múltiples problemas en su organización estatal, estando allí más discutido el principio de la soberanía regia, mostrando por lo demás las fuerzas anticentralistas y opuestas a la unificación de poder todavía un gran empuje, con lo que incidían en gran manera sobre el nuevo aparato de gobierno regio que se pretendía montar. Polonia, Dinamarca, Suecia y Rusia serán esas otras realidades europeas.